Mi querido Pomposio Rigoberto,
Te dejo ésta nota de despedida ante la imposibilidad de decírtelo de frente. (Ya lo he intentado otras veces y no me funciona. Tienes una presencia magnética, por lo tanto así es mejor y más sano, y bastante más rápido.) Así como tú, odio también esperar. Por lo tanto, me voy. Me cansé de esperarte. Quisiera haberlo dicho hace tiempo, y no haber estado ahí, recibiendo las migajas que dabas cuando finalmente te decidías a aparecer. Hoy fue la última vez que te he esperado. (Más de una hora, y al llegar te reíste! Así que... Vete al diablo, mi vida!). Y ahora que estoy lejos de tu embrujo (y tu sonrisa) es momento de decir adiós: Adiós "mai lob", como dicen en las series. Sé que me vas a extrañar, y yo a tí un poco - o un mucho - también, pero así es la vida. No hay odio ni reclamos. Nada más me voy. Y qué seas muy feliz! Que yo también lo seré :)
Aún tuya, pero caminando bien aprisa para alejarse de tí,
Pepita Lucrecia.
PD. Sí, sí eres, pero ya no vas a serlo ;)
5 comentarios:
andale Lucrecia...
no te creo...
pero...
animo ¬¬
jajaja por qué seguimos diciendo lo mismo?
pedrada indirecta :/
JEJEJE, LO HACES VER MUY SENCILLO.
ALGUNA VEZ HE ATRAVEZADO ESE MOMENTO Y TMB EH OPTADO POR DARLE UN TAJO COMO SOLUCION.
CIAO
Un saludo desde algún MENTIROSO lugar de México.
"la vida es un gran circo, pero sin espectadores"
lindo tu blog Y TE SIGOOOOOOO.
Me encanta!! Esa es la actitud (y no jaladas...)
Seguiré leyendo :)
Besos!!
me encanto ;)
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