jueves, 18 de junio de 2009

sotto la pioggia

Ana miraba la lluvia y sonreía, como le gustaba ver llover a través, donde quiera que fuera. Sin querer sonrió aún más. Ah! Lluvia amiga y compañera. Tan triste y nostálgica a veces, y tan cristalina y feliz como en ese momento.

Pensaba y sonreía. Como había llovido esa tarde...

- Subimos el cerro? - dijo él, con expresión divertida. - Sí - dijo ella si, sin dudarlo. Él rió porque no esperaba una respuesta afirmativa, y mucho menos tan decidida. La condición fisica de él era mejor que la de ella, eso lo sabían de antemano, y aunque ella ya estaba dudando de si iba a lograr subir, había dicho que sí, y no era momento de echarse para atrás.
Con todo y la ligera lluvia que caía, comenzaron el ascenso, y al cabo de un rato ella dijo - No, no puedo - luego, jadeando dijo - espera, no más -. Él la tomó de la mano, - Sí, sí puedes - siguieron adelante pero unos pasos más adelante ella intentó zafarse, quería detenerse pero él no la dejó, y empezó a respirar con ella, - tú puedes, respira por la nariz... - sostuvo su mano con fuerza, le animó y se detuvo con ella. Siguieron subiendo, él contaba los pasos y se detenían para respirar y volver a contar. Él tomaba su mano con fuerza y la impulsaba a seguir, a no detenerse. De alguna manera él creía que ella podía llegar hasta arriba, cuando ella sentía que no podía dar un paso más.
Contando paso por paso, llegaron a la cima juntos, lo primero que ella pensó fue reclamarle, por no haberla dejado detenerse! Pero no tenía aire, y en cualquier caso ya estaba arriba, el pensamiento se desvaneció por arte de magia, y dejó de lado la molestia con él, respiró y miró a su espalda, la vista era espectacular y la altura a la que estaban nada despreciable, - No era el Everest pero si que habían subido - pensó. ¿Había pensado acaso en hacer un reclamo? No podía menos que agradecer el esfuerzo de él y sonreir, sonreir y sonreir de nuevo. Increíble. Y aún se preguntaba si lo amaba.
Se sentaron y él empezó a jugar y bromear con ella, a quien no quedaba más que reir una y mil veces, había llegado hasta arriba! Cerro los ojos y respiró el aire puro. Que vida! Lo siguiente que sintió fueron los labios de él sobre los suyos. Una maravilla sentir la lluvia, subir a esa altura y probar su boca...

Regresó a la realidad - que tranquilidad ver la lluvia caer - pensó, y miró su reflejo en el cristal, haciendo bizcos tuvo un repentino ataque de risa, fue entonces cuando se dió cuenta que la mandíbula le dolía un poco de la sonrisa que no había quitado, lo cual le provocó aún más risa... Y pensar que todo había empezado con una llamada...

- Hola...
- Hola, buenas tardes.
- Qué tal? Cómo estás?
- Bien y tú?
- Bien también. Oye me tienes muy olvidado...
- No, olvidado no... Olvidado jamás...

4 comentarios:

Anita dijo...

Qué bonitoooooooo!!!! :D y se llama como yo! :D

Leny dijo...

Alhe te sacaste un 10000 con esta entrada

Borracho dijo...

Me recuerda un poco a mi, claro que yo no estaba frente a la ventana sino afuera, subiendo con ella, y no pude evitar sonreir recordando su jadeo y su respiración entrecortada... Muy bien Florecita!!

Florecita Rockera dijo...

gracias a los 3 :) que bueno que les gustó, seré honesta, también me gustó como quedó jojojojo