¿cómo?

- ¿Eso dijo? - dijo él, con una expresión de tremenda incredulidad en el rostro.

- Sí - dijo ella.

- ¿Y le creíste? - Y se adivinaba ya la sonrisa entre burlona y compasiva en su boca.

- Sí - dijo ella con mayor firmeza.

- ¿Cómo puedes ser tan ingenua? -

- ¿Porqué habría él de mentirme? - dijo y sus enormes ojos café reflejaron la absoluta confianza que en el personaje en cuestión tenía, y casi sin querer, en la mirada de él leyó una respuesta que no fue de su agrado. Dudó por primera vez sobre lo que su mejor amigo había dicho. Guardó silencio y decidió permitir el beneficio de la duda. - él es así y no intenta lastimarme - pensó.

Respiró entonces, miró al hombre a su lado y le sonrió, continuaron hablando de todo y de nada y preparando la merienda, como si no hubiera más gente en el planeta entero y no hubiera nada mejor que vivir ese momento en ese preciso lugar del universo.