miércoles, 23 de febrero de 2011

liberar un libro

Hace unos años, Sobe me platicó de ésto, liberar (dejar) un libro en algún lugar público para que alguien lo recogiera, leyera y volviera a dejar para que alguien más lo leyera. Y hace unos días me apareció en fb y decidí también hacerlo. El movimiento se llama Libro libre. (El que me brincó en fb decía que se liberara el 22 de febrero, y en el link que pasé dice día 7 de cada mes, pero el fin es el mismo). Acá es a nivel América Latima.

Después de pensar un rato dónde dejarlo, dejé el último libro que leí (prácticamente nuevo) en el Jardín de las Rosas de la bella Morelia, lo recogió un señor de pelo cano que iba con una señora y una niña, antes de recogerlo, nos llamó a mi y a Karla (amiga que accedió a acompañarme mientras encontraba el momento de dejar el libro): "oigan, el libro" ya que nos acabábamos de quitar de la banca, y le dijimos con cara de nosotras no comprender, que el libro no era nuestro (sí, que poco imaginativas nos vimos), seguimos caminado y él luego tomó el libro, leyó el texto al interior y rió un poco. Ellos se quedaron sentados un rato en la banca mientras nosotras nos fuimos a tomar una cerveza en los cafés del jardín.


Tal vez sea obsoleto leer en papel impreso, y tal vez sea muy iluso andar dejando libros en algún lado a ver quien los encuentra, esperando que ese alguien lo lea... Pero me gusta tanto la idea de que a alguien pueda parecerle extraño o tal vez mágico encontrar un libro con una dedicatoria semejante y que sienta deseos de leer...


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