lunes, 20 de febrero de 2012

pequeña justificación

Que agotadora es la fidelidad
cuando no brota de una verdadera pasión
- M. Kundera.

- ¿Que por qué lo hice? Ay, corazón! Porque podía! Así de fácil. Fue por orgullo, por un poquito de soledad en ese momento, y por sobre todo por tu maldita ausencia constante. Porque ese chico estaba justo ahí y tú no, y recuerda que si tú no estabas fue porque no quisiste y él en cambio se portó tan atento... Entonces pensé: "¿Por qué no? Si a él le importa tanto como para no estar hoy aquí, si no tenemos un gran compromiso... Al menos yo no, yo menos que nadie". ¿Y sabes que me cayó como balde de agua helada? Darme cuenta, luego de darle un poco de vueltas al asunto, que en verdad me mata que tú nunca quieras abrazarme! No es venganza, pero "ese chico" estaba dispuesto y gustoso de hacerlo. Claro que después terminó empalagándome pero ese no es el tema. -
- Ahora lo pienso y SÉ que no tenía necesidad, que no significó nada, lo sé, mai lov, lo sé! SÉ, (y esto lo sé desde mucho antes), que es contigo con quien quiero vivir la vida entera conversando, que eres tú y nadie más, quien llena todos los espacios en mi vida. Todos... Sí... Bueno, sí... Sí, todos, claro que sí! -

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